Digamos NO
al amante retorcido, que profana el
nombre del Amor
para calmar un apetito carnal
perecedero.
al amante retorcido, que profana el
nombre del Amor
para calmar un apetito carnal
perecedero.
Digamos NO
al cantamañanas charlatán, que aletea
con sus vacilaciones
y nos acaba arrojando con su pútrido
hálito de perspectivas tóxicas.
Digamos NO
al amigo traidor, que se desposee
voluntariamente de toda honradez
por un puñado de plata o en aras de
la traición más espúria.
Digamos NO
al religioso represor, que sanciona
libertades y coarta felicidades
empuñando una cruz que se avergüenza
de él.
Digamos NO
al falso idealista, que justifica en
nombre de no sé qué
sangre derramada o vidas abiertas en
canal
enarbolando una bandera de
colores.
Digamos NO
al sádico humillador, que cree
hacerse valer
azotando al débil con su perfidia
afilada.
Digamos NO
a todos ellos.
Sepultémoslos en un campo
yermo,
donde ni los gusanos pudieran sacar
provecho
y el estiércol se limitara a
confundirse con ellos
en eterno silencio
inerte.
Llorenç Garcia