diumenge, 12 de febrer del 2012

La dentellada del tiburón


Querida Anna:

¡Qué gran excursión hemos hecho a ese pueblo! Una villa pequeñita en medio
de la Serranía con el encanto atemporal que envuelve a todos los pueblos
pequeños a pesar del (o gracias al) turismo. Emocionante ha sido introducirnos
por la floresta y explorarla para encontrar ríos de agua fría que nos han
espabilado en cuerpo y ánima. Con la confianza acumulada por los años, hemos
practicado nudismo sin apenas pudor sumergidos por el agua y bañados por el sol.
Si ya nos habíamos desnudado el alma, despojarse de la ropa sólo era una manera
de ser congruentes con nosotros mismos, ¿no crees? A pesar de la interrupción
inoportuna de unos lugareños que nos desafiaban con su presencia erguidos en un
vehículo todoterreno que estaba lejos de imponernos.
Nos hemos perdido deliberadamente por esas carreteras de la comarca que
serpenteaban tan comprichosamente pero con la firme intención de recuperar un
rescoldo de tu pasado que a veces te quitaba el sueño... Sólo una cosa de este
viaje que me ha inquietado un poco. Omnipresente durante todo el trayecto ha
esta la canción de Antònia Font con esas letras tan surrealistas que hablaban de
cañas de azúcar, bambú y de tiburones. Precisamente la presencia tan reiterada
de este animal depredador en nuestros tímpanos la hacía un poco insidiosa porque
siempre parecía invocarse cada vez que nos extravíamos gozosos por las calzadas
de la zona.
Sin embargo, y si resulta que al final nada es casual en la vida, sólo
espero que en nuestros caminos nunca se cruce el destino en forma de tiburón y
nos aseste una dentellada de las suyas. Ya hay demasiada sangre derramada en el
mundo y ni tú ni yo merecemos verter ni una única gota porque rara vez nacen de
su contacto con la tierra ni un hilo de vida. Y si alguna vez el destino se
descalabra y decide ser tiburón para ser cruento contigo, acudiré presto a
vendarte en la herida una vez que ésta se haya abierto paso en tus
entrañas.

Gracias por este finde de semana tan inolvidable.
Cuídate,

Llorenç